El ataúd de Giovanny fue colocado al fondo del garaje y rodeado con las sillas del comedor. Blanco, con herrajes cromados, el féretro fue cubierto con una cruz de plata, una fotografía del niño de 12 años, y fue rodeado con cuatro veladoras, crisantemos, rosas y claveles.
La colonia Zapotitlán, en la alcaldía Tláhuac, se despidió ayer de Brandon Giovanny, una de las 25 víctimas del derrumbe de un tramo de la infraestructura de la Línea 12. La pareja de su madre, Rigo, con quien viajaba en aquel vagón, aún se encuentra “delicado” en el Hospital Balbuena.
La ceremonia se realizó por la mañana, entre lágrimas, reclamos, y la canción del rapero mexicano C-Kan “Esta vida me encanta”.
“Esta vida me encanta… El chamaquito hoy vive de lo que canta… Andando en la calle la guerra no espanta…”
“De morro me preguntaron de grande qué quería ser, hoy con los huevos en la mano si un día volviera a nacer… No dudaría, rapero contestaría… Ni presidente, ni juez, mucho menos policía...”, sonó una y otra vez desde un celular, era su hermano menor, quien para acercarse al cuerpo se escudó en las canciones que escuchaba Giovanny, quien será recordado por su gusto por la cocina y la música urbana.
La historia del menor conmocionó al país, luego de que fuera primero reportado como desaparecido y, horas después de que su madre y su abuela emprendieran una intensa búsqueda, encontrado sin vida.
Antes de partir hacia el panteón de San Lorenzo Tezonco, su madre, Marisol Tapia, se aferró una vez más al féretro y cortó de tajo el silencio: “No tenías que estar tú aquí”.
A esa misma hora, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, decía que se priorizaría a las víctimas, palabras que para Pedro Hernández, padre del menor, quedaron en el tintero. “Que nos busquen, para que se hagan responsables”, pidió.