Porque esta solo es una muestra de la injusticia y la impunidad que impera en México
Este 16 de diciembre se cumplen 10 años del feminicidio de la activista Marisela Escobedo Ortiz, quien fue asesinada a las puertas del Palacio de Gobierno de Chihuahua.
Escobedo emprendió un largo camino para encontrar justicia tras el feminicidio de su hija Rubí, asesinada por su pareja y quien pese a confesar su crimen, fue absuelto por los jueces debido a los cambios que hubo en el sistema de justicia penal.
La falta de justicia orilló a Marisela dejar su profesión, enfermera, para convertirse en investigadora y activista. Su largo camino está documentado en Las tres muertes de Marisela Escobedo, disponible en Netflix.
El documental está basado en la revisión de 3 mil 707 fojas de expedientes, 21 horas de audiencia y los diarios de la familia, así como más de 100 solicitudes de información y la elaboración de una línea del tiempo de 342 eventos.
Marisela se ha convertido en un icono de la lucha feminista debido a las manifestaciones que hizo durante los meses en los que exigió justicia a las autoridades mexicanas. Sin embargo, a 10 años de su asesinato no se han resuelto omisiones e irregularidades ni se ha castigado a funcionarios y exfuncionarios que operaron durante la administración del exgobernador César Duarte Jáquez.
En redes sociales recordaron el asesinato de la activista.
El caso Escobedo se encuentra en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), organismo que recientemente notificó al Estado mexicano sobre las irregularidades cometidas, por lo que le dio un plazo de seis meses para dar respuesta.
Los familiares de la activista viven en Estados Unidos debido a las constantes amenazas de muerte y la poca protección por parte de las autoridades mexicanas.
EL CASO RUBÍ
Rubí Marisol fue asesinada en Ciudad Juárez en 2008 por Sergio Rafael Barraza, quien era su pareja sentimental. Ella vivía con el agresor y su hija.
Marisela Escobedo se convirtió en la sombra de Sergio Rafael y logró su detención, posteriormente el sujeto confesó haber asesinado a Rubí y quemado su cuerpo. De un basurero se lograron recuperar 39 restos óseos que pertenecían a la menor de edad.
Pero un Tribunal de Juicio Oral desestimó la confesión del agresor al señalar que los MP a cargo de la investigación no acreditaron la responsabilidad y que la confesión fue obtenida fuera de la legalidad.
La decisión judicial de liberar al agresor motivó a Marisela a continuar con la lucha y con ello logró la anulación del proceso y que se determinara la culpabilidad de Sergio; sin embargo, éste ya se había fugado.
Durante sus investigaciones, Marisel descubrió que el asesino de su hija tenía protección de Los Zetas; uno de los grupos criminales más sanguinarios del territorio Nacional, además de la complicidad de las autoridades con el crimen organizado.
Con información de Pie de Página y El Universal