Porque si reconoces este problema que viviste de chavo podrás evitar repetirlo con los que son menores que tú
¡Estás chavo, te falta vida! ¡Eres muy chico para entender! ¡No me contradigas, soy mayor! ¡Este tema es muy complejo para tu edad! ¿Alguna vez te han aplicado estas palabras? Pues no estás solo.
En la adolescencia y juventud las personas son (somos) víctimas de adultocentrismo o adultismo. Sí, seguro ya te preguntaste qué es eso... Se trata de la relación de poder de los adultos hacia los jóvenes y menores, en la que a los más chicos se les impone un modelo de vida, vestimenta, expresión, comunicación e identidad, bajo la premisa de que los menores son inferiores a los mayores, según el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred).
Sí, las personas adultas gozan de privilegios solo por su edad, lo que les ubica como el modelo ideal de "ser persona", indica el Conapred.
"Se anula la autonomía y coloca a los jóvenes en una situación de vulnerabilidad".
La situación se agrava cuando a los jóvenes se les asocia con prejuicios que hacen más compleja su integración al mundo adulto. Por ejemplo, se les estigmatiza como irresponsables, sin ambiciones ni compromiso con su país o entorno y algo aún más grave: se les criminaliza incluso por su forma de vestir, hablar o por sus gustos.
Estos prejuicios se reflejan en problemas sociales que resienten los jóvenes, por ejemplo, uno de cada cuatro mexicanos en este grupo de edad piensa que sus derechos no son respetados, según la la Encuesta Nacional sobre discriminación en México (Enadis).
INCLUSIÓN, NO IMPOSICIÓN
Ante esta relación de poder que impone y a la vez excluye a los jóvenes, es necesario involucrar a los niños y adolescentes en las políticas que les afectan, recomienda el Conapred.
"Es necesario que los más jóvenes participen en la toma de decisiones para que las formas de inclusión a las instituciones sean modificadas. Para las niñas, niños y jóvenes, al igual que para el resto de los ciudadanos, el derecho a la participación implica el replanteamiento de las relaciones de poder y de la toma de decisión", sugiere el Consejo.
Además, sería importante que a los niños y adolescentes se les reconozca como actores sociales con una opinión propia.