Para la autollamada cuarta transformación, la alcaldía que lleva el nombre del Benemérito de las Américas sigue en manos de ‘los adversarios’, y –de cumplirse las proyecciones preliminares– después del próximo 6 de junio se seguirá comprando pintura azul para los parques y jardines, aunque pudiera ser adquirida con sobreprecio, según las denuncias de Morena, quien en este terruño juega como oposición.
En la alcaldía Benito Juárez figuran dos proyectos políticos: el de un panista que busca un segundo periodo, y el de una expanista, que hace campaña con blusa morada y no guinda. El alcalde con licencia, Santiago Taboada, supera por 20 puntos a la más cercana, la morenista Paula Soto, quien posee el 31 por ciento del respaldo, seguida de Rodrigo Cordera, de Movimiento Ciudadano, quien tiene el 7 por ciento, mientras que el resto del pastel se reparte entre cuatro aspirantes.
Desde que se puede votar en la Ciudad de México, los habitantes se han resistido a la alternancia y al lopezobradorismo en la demarcación que se ubica al centro de la capital.
Desde 2000, cuando por primera vez se eligió a un entonces delegado –antes era el regente el encargado de otorgar los cargos–, José Espina von Roehrich se convirtió en el primero en llegar por la vía democrática y el encargado de instalar una dinastía que hoy es palpable en las calles de la alcaldía con mantas con su apellido que promocionan a su sobrino, Christian Damián.
Antes, durante la administración de Cuauhtémoc Cárdenas como jefe de Gobierno, fue nombrado el perredista Ricardo Andrés Pascoe Pierce como delegado, quien luego renunció al partido para trabajar en las administraciones azules.
En 2003, las pugnas generadas por Vicente Fox y la euforia capitalina por Andrés Manuel López Obrador, descalabraron al panismo defeño, quedándose sólo con dos demarcaciones, entre ellas Benito Juárez, con Fadlalá Akabani, quien años más tarde (2018) se sumaría a las filas de Morena.
En 2012 el PAN apenas pudo resistir al entonces fervor amarillo. Apenas 498 votos marcaron la diferencia, el panista Jorge Romero ganó frente a la entonces perredista Leticia Varela.
En 2018, la ahora alcaldía resistió al tsunami electoral de Morena, con Santiago Taboada, hoy candidato a alcalde, quien no contará con el apoyo del PRI ni del PRD en la boleta, pero sí con 55 por ciento de la aprobación, de acuerdo con encuestas de El Financiero.
Mientras que, del otro lado de la arena, Paula Soto renunció a su militancia albiazul de 25 años, víctima de la división interna detonada por Ricardo Anaya, y hoy quiere ser la responsable de llevar la cuarta transformación a la alcaldía para “frenar los negocios de los mirreyes, frenar el desorden inmobiliario y las adquisiciones a sobreprecio”.
“Por todo se cobra y se gana, las patrullas, las escobas, las lámparas, se pagan a sobreprecios, yo quiero saber ¿dónde está ese dinero?”, cuestiona la candidata morenista, en entrevista con El Financiero.