Un terremoto de magnitud 7.8 azotó el sureste de Turquía y Siria a primeras horas de este lunes, derribó cientos de edificios y mató a más de mil 700 personas.
Se cree que aún quedan cientos de personas bajo los escombros, y la cifra de víctimas podría subir conforme los rescatistas buscaban entre los restos en ciudades y pueblos.
A ambos lados de la frontera, los temblores despertaron a la gente de golpe varias horas antes del amanecer y la hicieron salir a la calle en una noche fría de viento, lluvia y nieve. Docenas de edificios se derrumbaron en ciudades de toda la región fronteriza.
Un hospital se derrumbó en Turquía y los pacientes, incluidos recién nacidos, fueron evacuados de un puñado de centros en Siria.
En la ciudad turca de Adana, un testigo contó que tres edificios cerca de su casa se habían venido abajo. Una persona exclamó “no tengo fuerzas para aguantar” entre los escombros mientras los rescatistas trataban de localizarla, indicó el estudiante de periodismo Muhammet Fatih Yavus.
“Como los esfuerzos de retirada de escombros continúan en muchos edificios en la zona del terremoto, no sabemos cuánto subirá el número de muertos y heridos”, dijo el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.
“Esperamos dejar atrás estos días desastrosos con unidad y solidaridad como país y nación”, agregó.
¿Hasta dónde se sintió el sismo?
El epicentro del sismo se situó al norte de Gaziantep, una capital provincial turca, pero se sintió hasta en El Cairo. Hizo que los vecinos de Damasco huyeran a las calles y propinó un brusco despertar a la gente en Beirut.
El sismo golpeó una región marcada a ambos lados de la frontera por más de una década de guerra civil en Siria. Del lado sirio, esa zona está dividida entre territorio controlado por el Gobierno y el último enclave en manos de la oposición, que está rodeado por fuerzas sirias con apoyo Rusia. Turquía, por su parte, acoge a millones de refugiados de ese conflicto.
Unos 4 millones de sirios de otras zonas del país desplazados por los combates abarrotan las regiones controladas por la oposición. Muchos viven en edificios ya debilitados por bombardeos pasados. Cientos de familias quedaron atrapadas entre los escombros, según un comunicado de la organización opositora de emergencia Cascos Blancos.
Los maltrechos centros médicos y hospitales se llenaron de heridos con rapidez, según rescatistas. Otros, como un hospital de maternidad, tuvieron que ser evacuados, según la organización médica SAMS.
“Se teme que haya cientos de muertos”, dijo Qaddor, refiriéndose a la región noroccidental del país. “Estamos bajo presión extrema”.