En el discurso Trump ataca a los mexicanos, pero en la práctica algunos son sus inquilinos
Lo que no puedes ver, en tu casa lo has de tener. Y para muestra Donald Trump.
El presidente de Estados Unidos, quien en repetidas ocasiones ha lanzado críticas en contra de México, ha tenido como vecinos a los empresarios mexicanos Carlos Peralta y Juan Beckmann, pues ambos han habitado en la Trump Tower, en Nueva York, Estados Unidos.
Mientras que Peralta vendió su apartamento en 2013 en 14.3 millones de dólares, Juan Beckmann posee tres unidades en la Trump Tower, lugar en donde el magnate hizo su marca, filmó su reality show, además de que trabaja y vive en un penthouse triplex de mármol.
Ahí mismo, Trump lanzó su campaña presidencial y fue se refugió luego de que se filtraron sus alardes sobre la manera en la que se conduce con las mujeres.
En el brillante rascacielos de 58 pisos también han vivido gánsteres, jugadores, celebridades y multimillonarios, de acuerdo con un directorio armado por Bloomberg News.
Michael Jackson, Johnny Carson y Liberace vivieron en el edificio. El codesarrollador de Trump SoHo, Felix Sater, trabajó en el piso 24 después de ir a la cárcel una década antes por apuñalar a un hombre en la cara con un vaso de margarita roto.
Joseph Weichselbaum, cuya compañía de helicópteros transportó a algunos clientes de altos vuelos a los casinos Trump, vivió en el edificio tras cumplir una condena por tráfico de cocaína.
Paul Manafort, quien renunció como presidente de la campaña de Trump debido a la controversia sobre sus servicios al depuesto presidente de Ucrania, es propietario de un apartamento en el piso 43.
Chuck Blazer, que vivió y trabajó en la Torre Trump, es un exfuncionario de la Concacaf que se declaró culpable de extorsión y fraude electrónico en 2013. Blazer dirigió la confederación de Norte, Centroamérica y el Caribe de futbol desde el piso 17.
Otro exfuncionario del futbol, José María Marín, vive en la Trump Tower bajo arresto domiciliario después de declararse no culpable el año pasado de cargos de soborno derivados de la misma investigación.
El edificio es el centro del universo del multimillonario. Dentro de su fachada zigzagueante hay condominios encima de oficinas y un centro comercial, como si todo lo que podría desear estuviera bajo el mismo techo. Hay un Trump Grill, una cafetería Trump y un bar Trump.
Un portero que recibe a los turistas que entran a un vestíbulo con tanto mármol italiano de color rosa que se tuvo que demoler una montaña para obtenerlo, según contó Ivana, la primera esposa de Trump, a GQ en 1984, un año después de que el edificio fuera inaugurado. En el otro extremo está una cascada de 18 metros.
TRUMP, EL TOLERANTE
Steven Hoffenberg, que trabajaba en una suite del piso 15, recuerda la tolerancia de su propietario. Trump le alquiló el espacio en 1993, luego de que Hoffenberg fuera demandado por la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés).
"Es muy objetivo," dijo Hoffenberg, "el alquiler de espacio no tiene nada que ver con el color, la raza o las acusaciones; tiene que ver con si puedes pagar el alquiler".
El vendedor de arte Helly Nahmad compró todas las unidades en el piso 51 por más de 18.4 millones de dólares. En 2014 estuvo en la cárcel por unos cinco meses por encabezar una red de apuestas de alto nivel. En tanto, Vadim Trincher, otro de los inquilinos de la Tower Trump, fue acusado de dirigir una red para oligarcas rusos desde su apartamento y condenado a cinco años de prisión; la esposa de Trincher aún vive en el edificio.
Trump vendió otro apartamento a la empresa panameña Lasa Trade and Finance, una empresa ficticia del exdictador haitiano Jean-Claude Duvalier, "Baby Doc", según una demanda presentada en 1986 en Estados Unidos por el gobierno de su país.El condominio fue comprado por alrededor de 1.6 millones de dólares a través del decorador de la familia, según la demanda.
Trump ha dicho que viajó para encontrar compradores y se jactó de que el edificio no tiene una junta directiva que analice a los posibles ocupantes. Los extranjeros ricos no tienen que preocuparse por "el escrutinio de un grupo de desconocidos indiscretos", escribió en su libro “The Art of the Deal”.
"Estoy muy orgulloso de la Trump Tower", señaló el magnate en un correo electrónico sin responder a las preguntas sobre el edificio. "Ha sido tanto un éxito financiero como estético desde el primer día".