Las medidas de confinamiento por la pandemia ocasionaron un alejamiento de las iglesias y templos en México; y, a la fecha, todavía no se ve que los feligreses estén regresando a los niveles de asistencia a servicios religiosos que se veían antes de la llegada del Covid-19 al país.
La serie de encuestas nacionales de El Financiero da muestra de ello: un declive en la asistencia a las iglesias y templos, seguido por una ligera recuperación en meses recientes. Pero antes de comentar esas tendencias, vale la pena recordar el papel que juegan la religión y las creencias religiosas entre las y los mexicanos.
La Encuesta Mundial de Valores, que se realiza en diversos países y cuya más reciente edición en México es de 2018, ofrece datos muy valiososos sobre el grado de religiosidad, afiliaciones y conductas religiosas entre la sociedad mexicana. De acuerdo con el estudio, 96 por ciento de los mexicanos cree en Dios; 87 por ciento pertenece a alguna denominación religiosa, con un 79 por ciento que menciona la religión católica; y 70 por ciento se considera una persona religiosa.
Al preguntar qué tan importante consideran que Dios es en sus vidas en una escala del 1 al 10, 60 por ciento de mexicanos respondió con los valores más altos, 9 o 10. Por otro lado, 59 por ciento manifestó que hace rezos u oraciones todos los días. Estas dos mediciones suelen verse como indicadores de espiritualidad, sin estar necesariamente vinculadas a la religión organizada o institucional.
Pero también hay dos indicadores de esto último. El 51 por ciento de los mexicanos considera a la religión “muy importante”; y 43 por ciento asiste a servicios religiosos una vez por semana o más de una vez por semana.
Todos estos indicadores reflejan tres niveles de religiosidad: el más alto es el de las creencias e identidades, que va de 70 a 96 por ciento. El segundo nivel es la espiritualidad, que ronda alrededor de 60 por ciento. Y el tercero es el de la religión institucional, que varía entre 43 y 51 por ciento.
Y es precisamente en este tercer componente de la religiosidad mexicana, el institucional, donde la pandemia parece haber pegado más fuerte, tirando los niveles de asistencia a las iglesias y templos.
De acuerdo con la serie de encuestas mensuales de El Financiero, que por razones de espacio comentaré aquí en una modalidad bimestral, durante la primera mitad de 2020, el segmento de mexicanos que asistía a servicios religiosos por lo menos una vez a la semana rondaba entre 40 y 42 por ciento.
La asistencia a servicios religiosos bajó a 38 por ciento el cuarto bimestre de 2020, y se mantuvo a la baja hasta llegar a un nivel mínimo de 22 por ciento en el primer bimestre de 2021, manteniéndose en ese nivel los dos meses siguientes, a un año de haber iniciado el confinamiento por la pandemia. Casi la mitad de los feligreses usuales dejó de ir a la iglesia o templo debido al Covid-19.
Es posible que los servicios religiosos online hayan cubierto un poco ese enorme hueco, pero lo cierto es que a la fecha, aunque se observa una leve recuperación en la asistencia a las iglesias, ésta no ha vuelto a los niveles prepandemia. Lo más alto que se ha registrado fue un 30 por ciento en el último bimestre de 2021, sosteniéndose en 29 por ciento a inicios de 2022, aunque en marzo de este año la asistencia a servicios religiosos volvió a caer, a 24 por ciento, de acuerdo con el seguimiento de encuestas de El Financiero.
Esas mismas encuestas revelan que quienes más asisten a las iglesias y templos en nuestro país son las mujeres, los segmentos de mayor edad y los de menor escolaridad. La brecha de género promedia unos 10 puntos porcentuales durante los últimos dos años, pero la edad y la escolaridad abren brechas de asistencia a iglesias y templos aún más marcadas.
Veremos si esta Semana Santa, con semáforo verde y sin mayores restricciones debido al coronavirus, la asistencia a servicios religiosos registra una recuperación.