Las encuestas que publicó El Financiero esta semana sobre los aspirantes a la candidatura presidencial de Morena en 2024 documentan la trayectoria de su imagen pública desde 2019. Es una trayectoria de altibajos que muestra, no obstante, una tendencia general al alza. A pesar de la notable caída registrada en mayo pasado, atribuible al colapso de la Línea 12 del Metro, es un hecho que los punteros de Morena, Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal, en ese orden, han ido mejorando sus bonos ante la opinión pública nacional.
Ver la trayectoria en la imagen de esos personajes es importante porque el nombramiento de la candidatura presidencial estará sujeta a lo que digan las encuestas del partido; pero también es importante saber el tipo de apoyo que capta cada quien. Saber quién apoya a quién nos ilustra los lazos de identificación y de representación política entre líderes y ciudadanos. Ofrezco aquí una radiografía de esos lazos con base a la encuesta nacional más reciente de El Financiero, realizada en noviembre.
1. Sí hay una brecha de género: Claudia Sheinbaum atrae más apoyo entre las mujeres que Ebrard o Monreal. Los tres aspirantes tienen una sólida trayectoria política y de gobierno, pero habrá que tener en cuenta la ventaja que significa para Sheinbaum ser LA opción femenina. Otras corcholatas mencionadas por el presidente López Obrador, como Rocío Nahle o Tatiana Clouthier, tienen menos presencia en las encuestas, así como en las propias señales que envía el Presidente al electorado. Los movimientos de mujeres han representado un desafío a los gobiernos federal y de la CDMX, por lo que contar con una brecha de género a su favor le da a Sheinbaum un alivio en estos inicios de la maratónica carrera rumbo a 2024.
2. Marcelo Ebrard se ubica actualmente algunos puntos detrás de Sheinbaum en las encuestas, pero la supera con cierta claridad en las preferencias de la clase media urbana. Al parecer, la disputa en Morena reflejará una división de clase, muy acorde a la narrativa de la 4T: a Sheinbaum la apoya más “el pueblo”, mientras que a Ebrard lo apoya más el segmento “aspiracionista” del electorado. Parece una lucha de clases.
3. Ideológicamente, quienes apoyan a Sheinbaum están ligeramente a la izquierda de los ebrardistas, y notablemente más a la izquierda que los monrealistas. La jefa de Gobierno de la CDMX también capta más morenistas que sus rivales y, si bien Ebrard tiene tanto apoyo como ella entre los entrevistados que más aprueban al Presidente, Sheinbaum atrae más al voto duro del lopezobradorismo, el que está más a favor de medidas como el decretazo, la reforma eléctrica o la creciente labor del Ejército en diversas tareas. Ahí se ve el efecto de las señales del Presidente: ella es la candidata “oficial”. Por su parte, Monreal capta más apoyo entre quienes no aprueban la labor del mandatario, lo cual lo convierte en el aspirante “antisistema” dentro del sistema. No quiero especular, pero eso abre la puerta a que una ruptura influya en los ánimos del electorado centrista dispuesto hoy a votar por Morena.
4. En los temas progresistas, otra cara de la ideología, Ebrard capta más apoyo que Sheinbaum entre quienes están a favor del matrimonio igualitario, la legalización del uso de la mariguana y el derecho de la mujer al aborto. Marcelo es, en ese sentido, la principal opción de los progres. Habrá que ver si Sheinbaum se conforma con ello o si la empezamos a ver moviéndose hacia posturas que le generen más simpatías entre esos segmentos.
5. Las redes sociales jugaron un papel muy importante en la movilización de apoyo pro AMLO en las elecciones de 2012 y 2018, y es muy factible que la contienda morenista rumbo a 2024 tenga un campo natural de batalla en las benditas redes. Por lo pronto, la encuesta revela que Sheinbaum cuenta con más apoyo entre usuarios de Facebook, YouTube e Instagram, mientras que la balanza de Twitter se inclina hacia Ebrard.
Como señalé en el punto 1, estamos en los inicios de una maratónica carrera rumbo a las elecciones de 2024. No soy maratonista, pero tengo la creencia de que correr una maratón no consiste solamente en los 42 kilómetros y fracción el mismo día de la carrera, sino también en los días, semanas y meses de preparación previa. Así estamos en la carrera presidencial, con algunas opciones ya ejercitando el músculo desde ahora y otras todavía sin calentar.