Quiero aclarar que Andrés Manuel López Obrador está en el título de esta colaboración simple y llanamente porque se perfila como principal candidato para los comicios presidenciales del 2018.
Adicionalmente, parecería que los factores que permitieron que Donald Trump se convirtiera en presidente de EU, también podrían favorecer la candidatura de AMLO: el hartazgo de los electores de la clase política y la falta de credibilidad en muchos sectores de los medios de comunicación, de los analistas y comentaristas que ahora compiten con “fake news” y Twitter.
Ah, cómo olvidar los problemas que tienen los encuestadores de verdaderamente dar una fotografía remotamente exacta de cómo están pensando los electores que permita a las campañas adaptar a los cambios y vaivenes en el voto.
Más allá de que uno esté de acuerdo con la idea de que López Obrador sea el siguiente presidente de México, o no, el hecho es que hay una realidad electoral que parecería favorecerlo mucho más que los posibles candidatos que se identifican en las diferentes encuestas.
Sí, ya sé que muchos van a decir que no confían en las encuestas, y que no debemos hacerles caso, pero la verdad es la única herramienta que existe en este momento para definir tendencias. En la mayoría de las encuestas realizadas en las últimas semanas AMLO tiene una ventaja ante la mayoría de los posibles candidatos.
Y sí, faltan 15 meses para las elecciones en junio del año que entra, y también sabemos que muchas cosas pueden cambiar, la verdad es que AMLO pinta para ser el siguiente presidente de México. Esto se ve reflejado en diferentes expresiones de apoyo que formalmente (e informalmente) ha recibido AMLO del sector empresarial y político.
De hecho, la guerra intestina que se vive en el PRD en este momento no es por el futuro de ese partido, sino asegurar una izquierda unida para Andrés Manuel en el 2018. La pregunta es si se hunde el PRD lanzando salvavidas a la candidatura de AMLO, o si el barco del partido se va a pique hundiendo a todos aborde.
En este momento, no sólo requeriría que los partidos PRI, PAN y posiblemente el moribundo PRD acordaran apoyar a candidato o candidata para detener a AMLO, pero tendrían que asegurar que no habría ‘fuego amigo’ para destruir a este candidato.
Y es que las divisiones en los mismos partidos se prestan a especular que habría grupos dentro de los partidos que preferirían ver ganar a AMLO, que al candidato oficial de su partido. Por ejemplo: ¿qué la conviene más al futuro de la bancada Calderón-Zavala, que gane Ricardo Anaya la presidencia o AMLO?
No quiero ser suspicaz paro tal vez tendrían un futuro político para los panistas que no apoyan a Anaya, negociando con AMLO. También podríamos hacer este tipo de especulación con los priistas. Pero no lo vamos hacer, porque no hay posibilidades para el tricolor en el 2018, ya que le partido es radioactivo.
Destruyen lo que tocan.
Pero regresando a los factores que permitieron ganar a Donald Trump, de llegar a suceder un remoto milagro en que los partidos pudieran poner a un lado sus diferencias, el candidato ganador tendría que ser completamente opuesto, en todos los sentidos, a lo que representa Andrés Manuel.
Empezando por no ser un político de carrera que pudieran encontrarle una cola que pisar. Sí, México tendría que estar dispuesto en experimentar con un presidente sin experiencia en gobierno. (Y sí, sabemos que hay grandes posibilidades que fracase por esta simple razón –usemos a Trump como ejemplo.) También tendría que ser más joven que AMLO, con capacidad de comunicación, y sobre todo credibilidad.
También es importante tener la virtud del teflón, que nada se le pega –como AMLO. El hecho de que uno de los padres de los desparecidos de Ayotzinapa, en Nueva York le reclamara a AMLO su relación con los Abarca, podría ser la muerte política de cualquier candidato. Pero no lo será para AMLO, que todavía salió a acusar al padre de ser un simple provocador.
El que vencerá a AMLO tendría que ser un experto en “fake news” ante la imposibilidad de que se pueda llevar una campaña usando los medios de comunicación formales –como radio y televisión– por las prohibiciones de la ley electoral, las redes van a ser el único mecanismo para movilizar la conciencia de algunos electores.
O empiezan los opositores a AMLO a creer que hay unicornios en el Popocatépetl y que puede haber un milagro o váyanse acostumbrando a decir “presidente López Obrador”.