La deserción escolar es un fenómeno trágico porque significa que las instituciones educativas fracasaron en su misión de desarrollar las capacidades de los jóvenes. Cada vez que un joven abandona la escuela, es un fracaso para todo el sistema educativo.
Según el informe Derecho a una Educación de Calidad: 2014, un millón de jóvenes desertan del sistema educativo cada año y uno de cada tres niños de 15 años se encuentra fuera de la escuela.
Recientemente, una joven de 16 años llamada Mars Aguirre publicó un video en su Facebook anunciando su decisión de abandonar la preparatoria, arrojando críticas al “sistema pendejo y retrógrada”. Se nota una auténtica frustración ante el sistema educativo, un sistema que, en su opinión, te hace perder el tiempo.
Sin embargo, ella critica la calidad de la educación que ha recibido pues dice que “los profesores son solo cuidadores de una guardería”, lo que implica que a ella no le enseñan nada de utilidad.
A La Mars (como ella se autodenomina) las redes sociales la han llamado "millenial malagradecida", "niña malcriada", "rebelde ignorante", etc. Pero su caso no es aislado, los datos son claros: miles de jóvenes, con las mismas razones que Mars Aguirre desertan la escuela año tras año, solo que sin video en redes sociales.
La Mars dice que toma la decisión (consciente) de abandonar la preparatoria. A pesar de ello, ella es una víctima más de un sistema educativo incapaz de mantener interesados a los estudiantes y de un sistema económico que prioriza las relaciones personales al mérito.
Los jóvenes no somos idiotas, sabemos reconocer cuando la escuela no está cumpliendo su propósito, sabemos cuando la escuela no ofrece herramientas ni capacidades que nos resulten útiles. ¿Por qué seguir participando en una escuela en la que no aprendo? ¿Por qué seguir yendo si no me gusta ir a la escuela, si no me siento cómodo? La realidad es que los niños tienen muy buenas razones por las cuales no debería gustarles la escuela, según la Consulta infantil y juvenil 2015 del INE:
– 26.3% de los niños entre 10 y 13 años sufren violencia verbal en la escuela.
– 19.4% no confían en las autoridades de la escuela.
– 27.2% de los niños entre 14 y 17 años no se sienten seguros en la escuela.
En la siguiente gráfica se muestra la trayectoria escolar de una generación completa, 1999-2010. Sirve para visualizar lo grave del fenómeno de deserción escolar en México. Es decir, del total de estudiantes que inician su recorrido escolar en primer grado, solo 1 de cada 3 termina la prepa.
Es importante destacar que en esta generación solo el 60% lograron ingresar a la Educación Media Superior, pero poco más de la mitad logró egresar de este nivel educativo.
La deserción escolar puede ser voluntaria o forzosa, pero ambas son igual de preocupantes. Que un joven abandone voluntariamente del sistema educativo es un fracaso también porque significa que la calidad de su educación ha sido tan deficiente, tan inútil, que optan por alejarse de ella. Según la Encuesta Nacional de Deserción en la Educación Media Superior las cuatro principales razones de deserción escolar son:
1-. La ausencia de dinero para pagar útiles, pasajes o inscripción
2.- El disgusto hacia el estudio
3.- Priorizar el trabajo al estudio
4.- Problemas para entenderle a los maestros.
De los jóvenes que desertaron del sistema educativo en algún punto, el 37.4% lo hizo por que no quiso o no le gustó estudiar. Mientras que en Educación Media Superior (en específico), 14.9% (145 mil) desertaron porque les disgustaba el estudio o no aprendían de sus maestros, según la Encuesta Nacional de Deserción en la Educación Media Superior.
Al igual que La Mars, miles de jóvenes dejan la escuela porque no les gusta el estudio o porque no le entienden. Ella no renuncia a la escuela por diversión (creo que nadie), lo hace porque percibe que no le está aportando nada.
La escuela no debería ser un espacio de inseguridad, de aburrimiento y de estrés. Debería ser un espacio en el cual los jóvenes se sientan cómodos, seguros y que perciban que están creciendo académica, social y emocionalmente. La solución consiste en hacer que la escuela sea útil, práctica, interesante y amena con los alumnos. Una escuela en la que sean actores principales y no solamente receptores grises y estáticos.
No debe aplaudirse la deserción escolar, no en un país en el que la escolaridad promedio es la secundaria, pero tampoco debemos quemar en la plaza pública a los que desertan. La crítica no debería dirigirse hacia los desertores escolares, sino hacia el sistema educativo que los expulsa.