Las elecciones del 1 de julio de 2018 cambiaron la fisonomía del sistema mexicano de partidos. Si bien la discusión pública desde entonces se ha centrado principalmente en el liderazgo y el proyecto político ganadores, al cumplirse un año de las elecciones vale la pena pensar nuevamente en quienes produjeron dicho cambio: los votantes.
Por lo menos desde la década de los ochenta, con el aumento de la competencia electoral en el país, entender a los votantes se volvió una tarea necesaria tanto en la práctica como en la teoría. Pero, después de varios años de estudiar y analizar a los votantes, éstos siguen sorprendiendo a propios y extraños, como sucedió en 2018.
Por ello, hacer una clasificación podría resultar un ejercicio ilustrativo y, acaso, útil. Pero, ¿por dónde empezar? Clasificar a los votantes no es un asunto nuevo. Los estrategas de campaña suelen hacerlo, con el objetivo de identificar votantes fieles, cambiantes e indecisos, o identificar electores que acuden a las urnas de motu propio, otros que son movilizables y otros más que son apáticos. Ese tipo de información resulta muy relevante para dirigir mensajes y tomar decisiones políticas. A partir de esas ideas generales de preferencia e involucramiento políticos, pueden derivarse otras categorías adicionales que reflejen gustos, valores, estilos de vida y las distintas realidades que experimentan los electores.
En este texto me he propuesto delinear una clasificación de los electores mexicanos con base a las encuestas que realizamos en El Financiero y Nación321 rumbo a las elecciones de 2018. Se trata de una clasificación sencilla, pero que puede ser la base para ir agregando categorías conforme se vayan observando. Como modelo tomé la tabla periódica de los elementos, que, por cierto, este año cumplió su 150 aniversario y la cual ha ido incorporando nuevos elementos observables con el tiempo.
Clasificar a los electores a través de encuestas suele ser, de hecho, un ejercicio de autoclasificación, como lo reflejan preguntas sobre identidad partidaria ("¿Usted se considera panista, priista, perredista, morenista...?") o sobre orientaciones ideológicas ("Se considera usted de izquierda o de derecha", "progresista o conservador").
En las encuestas de 2018, además de hacer preguntas como esas, formulamos otras en las que los entrevistados se describían a sí mismos bajo las siguientes categorías:
Pensando en las elecciones, ¿usted cómo se describiría a sí mismo?
Y de las siguientes, ¿usted cómo se describiría a sí mismo?
Esas dos preguntas las incluimos en varias encuestas realizadas entre febrero de 2016 y junio de 2018, y nos las respondieron cerca de 14 mil entrevistados (13,896, para ser exactos), aunque la mayoría de ellos (el 58%) lo hizo durante los meses de campañas en 2018, ya con el ambiente electoral a tambor batiente. La primera pregunta diferencia entre electores más propensos a votar y electores más probables de abstenerse; la segunda entre electores fieles y electores volátiles. La combinación de ambas preguntas resulta en 20 categorías de electores. Ya empezamos a tener una tabla.
Y esa tabla luce así:
Los porcentajes en cada celda representan el tamaño poblacional de cada categoría de electores (hay que recordar que todas estas son encuestas nacionales con entrevistas cara a cara en vivienda). Por ejemplo, los electores participativos representan el 61 por ciento (cifra muy similar al nivel de participación electoral registrada en las elecciones, que fue de 63 por ciento). Los electores participativos que son leales a un partido político son el 32 por ciento de esta tabla, mientras que los cambiantes son el 23 por ciento. En esas dos categorías se concentra la mayoría de los electores del 2018, por lo cual valdrá la pena hacer más subdivisiones.
Para ello podríamos incorporar la orientación ideológica de izquierda-derecha. Habrá quien pregunte por qué no el partidismo, lo cual también se puede. Pero creo que el elemento partidario ya está de alguna manera incluido en la pregunta de si es leal, cambiante o indeciso, muy similar (aunque no exactamente lo mismo) a si la clasificación se basara en partidistas duros, partidistas blandos y apartidistas, o, aún más detalladamente, panistas, priistas, perredistas, morenistas, y otros. Por supuesto que pueden incorporarse, pero intentemos por ahora con la orientación ideológica, formulada en cuatro categorías: izquierda, centro, derecha y sin identidad ideológica.
Con ello, la tabla luce así:
En esta tabla ya tenemos 36 categorías de electores, dependiendo de su propensión a participar o no, a ser leal a un partido o no, y a su orientación ideológica izquierda-derecha. En ella se pueden observar varias cosas. Una de ellas es que los electores participativos son más ideológicos, ya sea de izquierda o de derecha, mientras que los movilizables, los abstencionistas y los apáticos se ubican más en el centro. La participación ya trae su elemento de polarización incluido.
También se observa que el grupo más nutrido es el de leales de derecha (14%), los cuales probablemente dividieron su voto principalmente entre los candidatos del PAN y del PRI, mientras que AMLO y Morena probablemente captaron votos de los leales de izquierda, así como de los movilizables y cambiantes de todo el espectro. La mayoría del 2018 no fue homogénea. Por cierto, no hay que olvidar que estos porcentajes pueden ser fluidos en el tiempo, más que rasgos fijos. El electorado ha demostrado, en todos estos años, ser un electorado cambiante en mucho sentidos.
Podemos seguir agregando categorías de clasificación hasta donde nos lo permita tanto el contenido del cuestionario, como el tamaño de muestra, que en este caso fue generoso gracias a la acumulación de encuestas a lo largo de dos años y medio. Pero es momento de cerrar el texto, por lo menos por esta ocasión, no sin una mención al autor de la Tabla Periódica de los Elementos, el químico Dmitri Mendeléyev, quien en 1869 propuso clasificar los elementos guiado por la observación de sus propiedades químicas.
¿Y los Millenials?
La atención que puso Nación321 a los Millennials en el pasado proceso electoral amerita una breve nota para ubicarlos en la Tabla periódica de los electores. Así se ve la distribución de ese grupo de edad comparada con el resto de los electores en las dos preguntas base de la clasificación. Los Millennials son, según su propia auto-descripción, menos participativos de motu propio, pero más movilizables, y también menos leales a un partido y más indecisos.
Pensando en las elecciones, ¿usted cómo se describiría a sí mismo? (%)
Y de las siguientes, ¿usted cómo se describiría a sí mismo? (%).
Termino con una advertencia: si bien esta clasificación puede ser útil para entender (y en algunos casos, motivar) a los electores, los partidos y los gobiernos han aprendido (a veces a la mala) que una inadecuada combinación de elementos puede resultar, simplemente, "explosiva". Los votantes son elementos centrales de la democracia, y para entenderla cabalmente, también debemos entenderlos a ellos. Por lo pronto, quede esta tabla periódica como una modesta clasificación de los electores tal cual los observamos en el camino a las elecciones del 1 de julio de 2018.