La semana pasada se publicaron tres encuestas de intención del voto a 2018: El Financiero, Buendía y Laredo, y BGC-Excélsior. ¿Qué dicen los números?
Uno, Andrés Manuel López Obrador y Margarita Zavala continúan como punteros en un rango de 21-33%, con AMLO adelante en la mayoría de las encuestas, aunque en empate técnico en varias de ellas. Dos, el PRI se encuentra en tercer lugar (aunque Miguel Ángel Osorio Chong ha ido creciendo). Que sea tercer lugar parece la constante en todas las encuestas nacionales, pero algo impensable apenas hace un año, cuando ese partido aparecía siempre –incluso durante los gobiernos nacionales del PAN en 2000-2012– como la primera opción como marca.
Tres, la tasa de indecisos es mayor al 24%, lo cual dificulta saber cómo se distribuirán en 2018. Se argumenta que parte de ese voto puede ser oculto y que mayormente sería de castigo al “régimen del PRI”. Pero muchos de ellos quizá no saben realmente por quién votarán. Sin candidatos reales, salvo AMLO, es muy difícil hacer los careos para medir combinaciones de resultados posibles.
Cuatro, la intención de voto por partido muestra una reñida contienda en la elección de diputados federales y senadores, incluso a tercios entre el PRI, PAN y Morena.
Conclusión: faltan 14 meses para la elección presidencial, la información de hoy nos muestra que López Obrador se ha fortalecido, pero eso podría cambiar en tanto se definan los otros candidatos y se desarrollen las campañas políticas.
Asimismo, las encuestas aún muestran datos de una competencia entre tres: Morena, PAN y PRI, con PRD en un lejano cuarto lugar. Pero lo más probable es que la elección de 2018 sea una carrera de dos: uno de ellos será AMLO y el retador está por definirse. Ello significa que en los próximos meses habrá una suerte de torneo de precalificación a la final –lo más probable entre PRI y PAN– cuyo triunfador lo será con base en el resultado del 4 de junio en el Estado de México, la marcha de la economía, la resolución de algunos casos de corrupción y, sobre todo, la nominación de candidatos presidenciales.
Una vez que el torneo de precalificación concluya, sabremos –allá por el mes de enero o febrero de 2018– quién será el probable retador de López Obrador y a partir de ahí y durante los meses de la campaña, la competencia se bifurcará entre dos contendientes –como en 2006–. Por ello, los números de las encuestas de hoy dicen todavía muy poco respecto a lo que podría ocurrir el próximo año.
Como siempre, los actores políticos vieron la encuesta que les convenía, criticaron el dato que les afectaba y distorsionaron la lectura de las tendencias.
López Obrador, quien apareció en segundo lugar en la encuesta de El Financiero, repitió lo mismo que ha hecho desde 2006 cada vez que una encuesta no le favorece. Esta vez dijo: “El Financiero con su encuesta cuchareada terminó de quitarse la máscara y se mostró como es realmente: un instrumento de Salinas y Calderón”. El PAN celebró la encuesta de El Financiero y el PRI fue más cauto.
Por lo pronto, han comenzado las campañas de este año. En el Estado de México las encuestas dan una ligera ventaja al candidato del PRI y, de mantenerse una competencia de tres sin que el PRD se desfonde, ese partido podría ganar la elección aunque por un margen estrecho.
En el caso de Coahuila, aunque las encuestas muestran un empate técnico entre el PAN y el PRI, con este último marginalmente a la cabeza, es probable que triunfe el PAN. Su candidato es mejor evaluado por la población y una mayoría del electorado expresa que desea un cambio. En Nayarit es probable que también triunfe el PAN porque su candidato es competitivo y porque el escándalo del ex fiscal detenido en Estados Unidos deja vulnerable al candidato del PRI y sin un discurso de que la continuidad sea algo bueno para la entidad.
La gran incógnita es Veracruz. Aunque no se elige gobernador, las elecciones de ayuntamientos son estratégicas para el control regional de los partidos. Aunque el PAN sea gobierno en el ámbito estatal, otros partidos pueden aumentar su influencia en los municipios y contrapesar el peso político del gobernador Yunes.
Veracruz es la tercera entidad por número de electores con 6.7 millones de electores.