Ricardo Anaya ha sepultado las aspiraciones de su candidata al gobierno del Estado de México, Josefina Vázquez Mota, al arrancar una especulación precipitada sobre alianzas en las elecciones presidenciales del próximo año.
En lugar de dar la batalla para conquistar hasta el último voto en favor de su abanderada mexiquense, el dirigente de Acción Nacional cambia de tema y promueve una alianza con el PRD para 2018.
Ayer en Reforma volvió a hablar de las elecciones del año que entra y las condiciones necesarias para quien pretenda la candidatura presidencial.
Hoy lo que importa es Estado de México, Coahuila y Nayarit.
De los resultados del 4 de junio en Edomex van a depender todos los movimientos y alianzas posteriores.
Debatir antes sobre 2018 es ocioso si no sabemos qué va a pasar en las urnas dentro de menos de dos semanas.
La conferencia de prensa con Barrales el fin de semana anterior no fue, entonces, un descuido. Fue deliberado. Hablar del 2018 sin haber competido en las elecciones que tendrán lugar en diez días.
Con su actuación el presidente del PAN nos demuestra que está interesado en amarrar su proyecto personal. Y Barrales también.
Es cierto que las alianzas el próximo año tendrán que darse. Que será muy difícil que un partido gane por sí solo.
Pero antes está la elección en el Estado de México, donde Josefina parece rezagarse y su líder nacional la abandono a su suerte.
Si fueran congruentes, los dirigentes panistas y perredistas debieron anunciar el sábado la declinación de Josefina en favor de Zepeda.
Con eso la panista hubiera salvado su nombre de una derrota que parece venir abultada, y habrían logrado frenar al PRI y a Morena en el Estado de México.
¿Son aliados o no son aliados? ¿Entonces?
Al parecer sólo serían aliados para la candidatura presidencial de Anaya y la de Barrales a la Jefatura de Gobierno de la CDMX.
Puro proyecto personal.
En la entrevista con Reforma, ayer, Anaya jugueteó de nuevo con el tema de su candidatura:
"“No me encarto ni me descarto. Hoy estoy concentrado en mi responsabilidad como presidente nacional del PAN y pasando el proceso electoral voy a trabajar con mucha intensidad en esto que creo que implica, como premisa básica, que todos los que nos sentemos a la mesa subordinemos cualquier interés personal al interés superior del país”.
Imposible de creer lo que dice Anaya, porque sus palabras las contradice con sus actos.
Si primero están las elecciones del 4, ¿por qué adelantarse al 2018?
Lo que hicieron los líderes de Acción Nacional y del PRD fue anteponer sus intereses a los de sus partidos, o del país según su óptica.
Con el anuncio adelantado, anticlimático, de la posible alianza para el 2018, afloraron todas las divisiones que hay en sus partidos.
Los reclamos y recriminaciones se sucedieron tanto en el terreno panista como en el perredista.
¿Cuál es el objetivo de dividir a unos días de la elección más importante del año, previo a los comicios presidenciales?
Agendas personales. No pensar en el partido ni en el país, sino en ellos.
Dar por perdidos a Josefina y a Zepeda, cuando pudieron haber ganado, refrenda que la final en el Estado de México es Morena o PRI.
Y si la alianza de Anaya y Barrales es –como dijeron– “antiPRI”, está claro a quién le hacen el favor en Edomex.