Se encendió López Obrador porque José Narro Robles realiza actividades partidistas y fue el orador en el aniversario luctuoso de Luis Donaldo Colosio en el PRI. Lo excomulgó.
“El que fue rector de la UNAM, ahora convertido en un matraquero del PRI”, dijo en gira por Veracruz, al referirse a José Narro.
Qué falta de respeto. López no tolera a nadie que no esté con él. Así sea su hermano o el exrector de la UNAM.
¿Va a actuar diferente en caso de que gane la Presidencia? Claro que no. Vamos a tener a la intolerancia con todo el poder del Estado en sus manos.
Narro siempre ha estado en el lado progresista del PRI. De ahí sus citas a Reyes Heroles, a Colosio y a Carpizo en la ceremonia de la semana pasada.
Pero como AMLO cree tener el monopolio de las posiciones progresistas, entonces insulta a Narro. Marca territorio. Una vulgaridad total.
Tal vez le molestó la cita de José Narro a una parte del célebre discurso de Colosio hace 23 años en el Monumento a la Revolución, en que el extinto candidato presidencial señaló que “México no quiere aventuras políticas. México no quiere saltos al vacío. México no quiere retroceder a esquemas que ya estuvieron en el poder y probaron ser ineficaces. ¡México quiere democracia pero rechaza su perversión: la demagogia!”.
Narro fue presidente de la Fundación Colosio. ¿Por qué llamarlo “matraquero del PRI” si realiza actividades de partido, de su partido? Tiene tanto derecho a hacerlo como AMLO.
Además, qué refrescante es oír, en un partido político, discursos como el de Narro la semana pasada en el PRI.
No por las palabras, sino porque aún quedan políticos cultos que conocen México y sus raíces, independientemente del partido que sean.
El exrector citó a Octavio Paz, y entendía lo que decía: “Pensar el hoy significa, ante todo, recobrar la mirada crítica. Por ejemplo, el triunfo de la economía de mercado –un triunfo por default del adversario– no puede ser únicamente motivo de regocijo. El mercado es un mecanismo eficaz pero, como todos los mecanismos, no tiene conciencia ni tampoco misericordia… Una sociedad poseída por el frenesí de producir más para consumir más tiende a convertir las ideas, los sentimientos, al arte, el amor, la amistad y las personas mismas en objeto de consumo”.
También citó a De Gaulle y a Torres Bodet en un contexto adecuado, con conocimiento y autoridad.
Lo anterior desató la ira de López Obrador, al grado de llamar a Narro “matraquero del PRI”.
Estemos de acuerdo o no con él, Narro tiene toda una vida al servicio del país. Vive de lo que ha trabajado y, como toda persona en una democracia, tiene derecho a militar en el partido que le venga en gana.
Porque fue rector de la UNAM ¿tiene Narro que estar con AMLO?
Es cierto que otro exrector, Juan Ramón de la Fuente, estuvo con López Obrador en sus dos candidaturas presidenciales (más en 2006 que en 2012), a lo que también tiene pleno derecho.
Pero de ahí a considerar que el pensamiento crítico y la cultura deben estar siempre de su lado, es de un engreimiento inaceptable.
En los regímenes totalitarios así sucede: los que no se alinean al ideario del líder van a archipiélagos Gulag, al exilio o a la cárcel.
Aquí –todavía– tenemos una democracia en la que se respeta la diversidad cultural y el pluralismo ideológico.
Pero como AMLO no es un demócrata, ya excomulgó al exrector Narro.