En la Ciudad de México hay tapado. Los búfalos (y no solo búfalos morenos, que conste) se comen las pezuñas en la agónica espera de humo blanco. Hay tapado (o tapada) y hay intentos de madruguete (hola encuesta de la “unam” donde “gana” Monreal).
Hay tapado(a) pero la mala noticia no es que seamos priistas hasta el último poro de nuestra grilla. La tragedia es que si hay tapado, como lo hay, resulta lógico asumir que no habrá elección, sino paseíllo: veríamos un largo, larguísimo besamanos antes que una elección en la que se debata el futuro de la capital. O ese es el riesgo.
La barroca, para decirlo de una forma muy amable, manera en que el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) ha decidido seleccionar a su candidato a la Ciudad de México es un desastre en términos de comunicación política.
Hasta el último minuto previo al sondeo para seleccionar candidato a la CDMX, ni siquiera estaba claro que eran cuatro, y no tres, los aspirantes a la Jefatura de Gobierno por ese partido incluidos en la encuesta.
Es decir, tenemos un tapado de estilo churrigueresco. Saldrá de una encuesta oculta en sus términos y formas hasta para los propios candidatos.
El homenaje de AMLO a Miguel de la Madrid y su pasarela rumbo a 1988 no pudo ser más genuino: son esos aunque ni esos sepan cómo ha de ser seleccionado el bueno de esos.
Así las cosas en el lado de las certezas: el tapado vive, para regocijo de esos muchos, que pensando en negocios, ya alistan la cargada hacia el nuevo rey moreno.
Pero en el lado de las dudas, y más allá de lo cuestionable de la (no se rían) metodología de esta encuesta, tenemos que casi se da por un hecho que quien resulte ganador de este peculiar sondeo ganará la elección capitalina en 2018. Y eso no podría ser menos esperanzador para la capital.
Hace seis años en el entonces Distrito Federal desperdiciamos las elecciones. El partido Acción Nacional cometió la irresponsabilidad de postular a una ciudadana que no aportó a la elección sino dislates.
Y el PRI, bueno, nadie como el PRI capitalino a la hora del (repetido) suicidio político.
Con dos nulidades enfrente, Mancera ganó con una ventaja histórica, pero sin proyecto, como quedaría evidenciado en los siguientes años.
Morena es hoy Mancera. Puede ganar sin despeinarse para luego medio y mal administrar una urbe siempre al punto de la histeria pero, también, históricamente resiliente.
Los tapados morenistas se pasearon en algunos foros mediáticos y balbucearon algunas propuestas de gobierno (es un decir).
Seamos justos. No iban a atreverse a mucho porque jugaban más que a ganar a no perder, a no cometer un error garrafal que los enemistara de ese gran ya saben quién.
Está programado que mañana se dé a conocer al candidato (a) de Morena. Ya se verá la reacción ciudadana ante el nombre que resulte de la malhadada encuesta.
Ojalá que el numerito de Morena con su tapado para el exDF aliente a Acción Nacional y al partido de la Revolución Democrática a reverdecer laureles, a recordar que antes pudieron enarbolar un discurso en contra de los tapados. Para recordar que alguna vez fueron distintos al PRI. Para recordar que en esas campañas, con todo en contra, supieron dar batallas electorales donde tenían mejor plataforma y discurso que el tapado. Si hay tapado, que haya oposición.