La presidencia de Trump no será el fin del mundo, pero sí va a crear uno de los entornos más complejos que México haya enfrentado en muchos años.
Hay dos tipos de impactos. Unos que pueden ser temporales y derivados esencialmente de la incertidumbre. Otros que podrían ser de mayor duración, y que resultarían de decisiones tomadas por el gobierno de Trump.
Veamos primero lo que deriva de la falta de conocimiento respecto al futuro.
1.-BlackRock, la firma más grande del mundo en manejo de inversiones, ayer presentó un reporte en el cual señala que la falta de conocimiento de los detalles de la política de Trump, más allá de sus impulsos proteccionistas y antisistema, puede crear una oleada de ventas de activos de riesgo, sobresaliendo los de los mercados emergentes y especialmente de México. Esa sensación de incertidumbre es la que ayer produjo en la Bolsa la caída más grande en un solo día para un periodo de cinco años y el cierre más alto registrado en la cotización del dólar. Para hacer frente a esta condición, la clave es aguantar unos meses.
Luego tal vez surjan otros problemas, pero ya no necesariamente incertidumbre. Las fórmulas son diversas: desde coberturas, créditos puente, contracción de gasto, desinversiones, etcétera. Hay que asumir que es mejor pagar un costo adicional a incurrir en errores que puedan generar costos mucho mayores en el largo plazo.
2.-La incertidumbre también produce una retracción de las inversiones y del consumo, cuyo efecto probablemente se haga sentir en mayor grado durante el primer trimestre de 2017. Veremos pronto una baja en la expectativa de crecimiento en México por parte de la mayoría de los expertos.
Aquí no hay más remedio que amarrarse el cinturón. Si por efecto de esta retracción, se pierden ingresos, no hay más remedio que tratar de ajustar también los gastos.
En el mediano plazo hay tres frentes clave.
3.-Si Trump cumple con su propuesta de reabrir el TLCAN o plantea salirse, la jugada deber ser preventiva. El golpe principal sería para la economía estadounidense aunque también para México y Canadá. El empresariado mexicano debiera estar tejiendo alianzas finas con sus homólogos de Estados Unidos, para que tanto el presidente electo como su equipo cercano, conocieran las implicaciones de golpear el TLCAN, pero ya no explicadas por funcionarios mexicanos sino por empresarios estadounidenses, que supuestamente serían los beneficiarios de Trump.
4.-Una orientación antiinmigrante agresiva afectaría tanto a los mexicanos allá como aquí en caso de que, por ejemplo, haga efectivas restricciones mayores a los migrantes (con muro o sin él) o ponga algún tipo de cargo a las remesas. No obstante, el mismo Trump ya generó el antídoto a su medida, pues la depreciación de nuestra moneda hace que los mismos dólares de hace un año hoy valgan 23 por ciento más pesos. Y si el peso se devaluara más, ayudaría más a quienes reciben estos ingresos.
5.- El tema más preocupante en el fondo es que desarrolle una estrategia económica sin pies ni cabeza y que vuelva a meter a Estados Unidos en una recesión. Eso le costaría a México una barbaridad e incidiría en el escenario electoral de 2018. Pero ese ya es otro tema.