A veces, el éxito trae sus desventajas.
Resulta que el buen desempeño de la vacunación y de la recuperación económica de los Estados Unidos nos puede traer problemas a los países en desarrollo.
Aun los estimados más optimistas de la evolución de la vacunación en Estados Unidos se quedaron cortos. Al día de ayer, el registro era de poco más de 92 millones de vacunas aplicadas y en la última semana el ritmo fue de 2.15 millones de vacunas por día.
Si continuara este ritmo, al término de marzo se habrían aplicado 124 millones de dosis. Y al término de junio la cifra sería de 317 millones.
Considerando que las vacunas aplicadas hasta ahora, Moderna y Pfizer, requieren de una doble dosis, para la mitad de este año se habría inmunizado en Estados Unidos a poco más de 150 millones de personas. Incluso, es probable que estas estimaciones se queden cortas y que la cifra sea todavía más elevada.
Es precisamente el exitoso programa de vacunación de Estados Unidos, que fue impulsado desde el año pasado, aún en la administración de Trump, que ha cambiado las perspectivas económicas de nuestro vecino del norte.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) revisó sus estimaciones de crecimiento para este año y ahora considera que la economía norteamericana crecerá en 6.5 por ciento en el 2021, esto es más del doble de lo que se estimaba apenas en el mes de noviembre.
Le hemos comentado en este espacio que uno de los efectos de esta percepción de que viene un crecimiento más elevado es el incremento de las tasas de los bonos. Si los datos empiezan a confirmar las previsiones, entonces el alza de las tasas puede ser duradera.
La OCDE señala que el mayor crecimiento de los Estados Unidos puede crear desbalances y generar problemas en otras economías debido a la atracción de recursos que se daría hacia los Estados Unidos y al hecho de que la mayor parte de las naciones tiene programas de vacunación que están avanzando más lentamente y por lo mismo la normalización de su actividad económica va a resultar más lenta.
El efecto más directo de este posible rebalanceo de los flujos de capital se daría en los tipos de cambio frente al dólar.
Hasta hace un par de meses, no se consideraba viable un fortalecimiento del dólar como el que estamos observando, al considerar que la emisión de dinero por parte de la Reserva Federal sustentaba la perspectiva de tasas bajas por un tiempo largo, como el propio presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, señaló en esta misma semana.
Si le ponemos atención específicamente a México, podemos encontrar un efecto diferenciado de estas circunstancias.
Para los sectores que tienen que ver con la exportación de bienes en la manufactura, en el ámbito agropecuario o en el minero, es una excelente noticia, pues implica un crecimiento de la demanda proveniente de los Estados Unidos, que sería un incentivo para que su producción creciera.
Pero, si al mismo tiempo, se presenta un dólar más caro, también puede implicar el surgimiento de presiones sobre los costos de la economía en general y un debilitamiento del mercado interno.
Próximamente, se revisará hacia arriba la estimación de crecimiento de la economía en México, pero si tenemos problemas con los equilibrios financieros, crecer más rápido podría no ser tan buena noticia.