En una sociedad que vive del espectáculo, el evento de ayer, donde se presentó un documento de 50 cuartillas elaborado por supuestos ciudadanos que convocan a la ciudadanía a armar una plataforma para un cambio de rumbo es, por lo menos, anticlimática. Comenzando con el timing, que no parece el correcto.
Mientras Morena ayer hizo desfilar por vez primera a sus corcholatas, personajes de la oposición –porque lo que vimos ayer en el WTC son políticos y/o aliados del antiguo régimen, para bien o para mal– presentaban un recipiente para invitar a que la ciudadanía eche en él ideas y por ahí de junio alumbrar una propuesta.
La pasarela promovida por AMLO manda un mensaje claro y oportuno: estos son, de aquí saldrá el o la que será, conózcanlos más: que desfilen en el mismo espacio, así los miden en el aplausómetro o en la capacidad de arenga o de generar nota.
En la tienda de enfrente, por el contrario, fue presentado en sociedad un nuevo grupo, que nadie sabe si son o no son los Dantes con permiso, que nadie sabe por qué el ingeniero Cárdenas, que los inspiró, ayer los desdeñó.
Ahora, a esperar que la gente se aprenda otro nombre de la llamada sociedad civil; a difundir la metodología, a ver si es replicable el ejercicio, a saber si alguien entendió qué quieren y qué pretenden: ¿el objetivo es ponerle o no candidato a la alianza?, ¿quieren o no que MC y el PRIAN se unan?, ¿quieren o no a un candidato ciudadano antes que a alguien que ya esté en el Congreso o que haya pasado por los partidos…?
Encima, el colectivo que ayer conocimos ni siquiera reúne al macizo de la ciudadanía organizada, cualquier cosa que sea eso. ¿Qué es esto, 2019 y creen que hay tiempo de sobra para salidas cada quién por su lado, para ponerse a redactar, para esperar que otros colectivos salgan con su plan y a ver si dialogan entre sí para acordar alguna idea clave, algún concepto paraguas? Unos ciudadanos a los que parece que no les corre la prisa sí que son.
Las buenas intenciones pueden quedarse en eso. En una llamada a misa que no emocione a la masa, que se quede en el círculo rojo, que no baje a las barriadas.
Claudia, Marcelo, Adán Augusto, Monreal y Noroña son ya marcas que la gente puede reconocer para bien y para mal. Y cada día la opinión pública habla de ellos, por sus aciertos, sus osos, sus momios. Se sabe que habrá encuesta, y se sabe que el Presidente vota. ¿La gente que votaría por ellos espera que manifiesten ya su ideario? No realmente. Por ello durante meses las corcholatas harán malabares para evitar pronunciarse claramente sobre asuntos que podrían restarles simpatías en Palacio y en el lopezobradorismo.
Iniciativas del tipo de "que hable México" son inventos propios de los partidos en el gobierno para dar la apariencia de que la sociedad sería tomada en cuenta, no de la oposición.
Vicente Fox, Enrique Peña Nieto y el propio Andrés Manuel tienen en común que supieron presentarse como la alternativa para sacar del poder al partido que no había estado a la altura presidencial.
A saber a quién le hace falta un nuevo diagnóstico en pleno 2023. Incluso para que en Morena sean la mejor versión de sí mismos, se requiere que quienes desde la oposición se toman a pecho la idea de participar apuren decisiones, definan conceptos pegajosos y pertinentes, armen eventos efectistas: no sólo con buenos propósitos y preocupación se ganan las elecciones.