Luego del asesinato de dos sacerdotes jesuitas en una iglesia del poblado de Cerocahui, en el estado de Chihuahua, a manos de integrantes del crimen organizado, las alarmas sobre la presencia de cárteles de la droga se han encendido, ya que en la entidad hay más de 10 grupos de la delincuencia que son los responsables de la violencia. Aquí te mostramos cuáles son.
¿QUÉ SE DIJO?
El presidente Andrés Manuel López Obrador reconoció la violencia que vive la zona de Cerocahui, en la Sierra Tarahumara, y adelantó que ya se tiene en la mira a los probables responsables.
“Es una zona de bastante presencia de la delincuencia organizada. Parece que se tiene ya información sobre los posibles responsables de estos crímenes”, señaló en una conferencia matutina.
En los últimos 20 años, varias masacres han marcado a Chihuahua. En 2008, nueve personas fueron asesinadas por un grupo armado al interior de un centro de rehabilitación. En 2010, en Villas de Salvárcar un comando asesinó a 15 jóvenes que acudieron a una fiesta. En 2012 se registró un ataque en el bar El Colorado que dejó 15 muertos.
En noviembre de 2019, un comando armado asesinó a nueve integrantes de la familia LeBarón, entre ellos, seis menores y tres mujeres, en el muncipio de Bavispe, Sonora, que colinda con Chihuahua.
De acuerdo con información dada a conocer por los medios locales a Fiscalía General del Estado, el responsable del doble homicidio habría sido José Noriel Portillo, “El Chueco”, presunto líder de "Los Salazar" brazo armado del Cártel de Sinaloa en Chihuahua.
LOS CÁRTELES
En el último informe sobre Invasión Criminal de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda, se informa que el Cártel de Sinaloa y el Nuevo Cártel de Juárez son los principales generadores de violencia en Chihuahua, aunque también indicó que hay presencia del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y de la agrupación delicitva llamada "La Línea".
De acuerdo con el Programa de Política de Drogas (PPD) del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), en Chihuahua operan al menos 12 grupos criminales que forman parte de las estructuras y alianzas de los grandes cárteles:
ALIANZAS
Nueve de los 12 grupos que han ganado territorio en el estado se han extendido en alianza con ese cártel, se documentó, esto son: Gente Nueva, la agrupación de ‘El Jaguar’, Cártel del Poniente, Los Artistas Asesinos, Los Mexicles, Los Salazares, La Güera, Los Cabrera y Los Salgueiro.
Según el reporte, el grupo criminal “Gente Nueva” está aliado con Los Salgueiros y el Cártel de Sinaloa, mientras que sus rivales son La Línea y el Nuevo Cártel de Juárez.
En el caso del grupo de Francisco Javier Arvizo Márquez, alias "El Jaguar”, sus alianzas las mantiene con Sinaloa y sus enemigos son “La Línea” y el Cártel de Juárez. “La Laguna” o el “Cártel de Poniente” mantiene alianzas con el cártel fundado por Joaquín “El Chapo” Guzmán.
También mantienen alianzas con el Cártel de Sinaloa “Los Mexicles”, “Los Salazar”, “La Güera”, “Los Cabrera” y “Los Salgueiro”. Mientras que “La Línea” responde al Cártel de Juárez y el “Nuevo Cártel de Juárez” al CJNG.
Con la construcción de una base de datos de presencia criminal en México 2020 (BACRIM-2020), se pudo conocer que Gente Nueva es el grupo que tiene mayor diversificación en la entidad por los tipos de actividades que realiza y el Cártel de Sinaloa, sin tener actividad directa documentada por esta investigación, domina a través de alianzas con nueve grupos.
Gente Nueva, también conocido como “Los Chapos”, en referencia a Joaquín "El Chapo" Guzmán Loera, se conformó como un grupo de sicarios bien entrenados y experimentados que opera, hasta la fecha, como una de las alas armadas de élite del Cártel de Sinaloa, creado para contrarrestar, combatir y destruir la influencia del Cártel de Juárez en el noroeste del país, así como para combatir y destruir a “La Línea”, que es actualmente la célula más grande que queda del Cártel de Juárez.
ORÍGENES
Los orígenes de “Gente Nueva” se remontan a 1995, cuando “El Profe” comenzó su carrera criminal en Chihuahua bajo la llamada “Federación” de Sinaloa. El grupo criminal ha sido desde entonces la principal rama de la organización en Ciudad Juárez, así como en el resto del estado, donde han librado una guerra desde hace varios años con el Cártel de Juárez y su ala ejecutora, “La Línea”, por el control de las rutas de contrabando hacia Estados Unidos.
En 2012, los servicios de inteligencia estadounidenses indicaron que el Cártel de Sinaloa y Gente Nueva habían salido victoriosos y lograron relegar al Cártel de Juárez.
“La Línea”, por su parte, surgió como un brazo armado del Cártel de Juárez, con el objetivo de proteger los territorios de esa organización en la frontera con Estados Unidos. Sin embargo, antes de que el cártel formara alianzas con Juárez, se ha reportado que como célula criminal trabajó de manera independiente y por algún tiempo incluso le cobró impuestos al Cártel de Sinaloa para que pudiera mover su mercancía a través del Valle de Juárez.
Entre las actividades delictivas de “La Línea” están el tráfico de drogas, de madera y robo de vehículos. Tiene una importante presencia en Ciudad Juárez, urbe que le da acceso a varias rutas de transporte a través de la frontera.
“La Línea” fue uno de los grupos a los que se les adjudicó la masacre el 4 de noviembre de 2019 de nueve integrantes, mujeres y niños, de las familias LeBarón-Langford.
OTRAS ACTIVIDADES ILÍCITAS
Los grupos que operan en Chihuahua ya no se dedican únicamente a actividades de narcotráfico, ya que según el estudio del Programa de Política de Drogas, algunos de ellos se dedican a desatar conflictos armados con grupos rivales, enfrentamientos con fuerzas de seguridad, a realizar acciones gubernamentales, a ofrecerse como sicarios, así como a otras actividades delictivas como extorsión, tráfico de personas, explotación sexual y tala ilegal.
También se detectó que algunos mantienen presencia no violenta como a establecer toques de queda en algunas comunidades y el reparto de despensas. Esto se detecta en algunas poblaciones de la Sierra de Chihuahua.
En el estudio se menciona que los grupos delictivos se enfocan en otras actividades al buscar otras fuentes de financiamiento y su éxito depende en gran parte de la debilidad institucional de los sistemas de justicia, según el CIDE.