Confirmó sus inconformidades. El ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Juan Luis González Alcántara Carrancá, renunció a su cargo en la fecha límite que se le estipuló a él y a los demás juzgadores con la aprobación de la reforma al Poder Judicial de la Federación (PJF).
Recientemente, Alcántara Carrancá ha estado en la boca de miles de mexicanos incluyendo a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, debido a que presentó un proyecto para revisar dicha reforma ya que consideró que había ciertos puntos discutibles.
Aquí en Nación321 tenemos para ti la carta integra del ministro, quien seguirá en el cargo un año más, tras haber renunciado.
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Juan Luis González Alcántara Carrancá
MINISTRO
SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN
Ciudad de México, 30 de octubre de 2024
Senador José Gerardo Rodolfo Fernández Noroña
Presidente de la Mesa Directiva
Del Senado de la República
P R E S E N T E
Apreciable Senador:
El 20 de diciembre de 2018, acepté con profundo agradecimiento el nombramiento como Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y protesté, al igual que el resto de mis colegas, hacer guardar la Constitución Política de nuestro país, así como las leyes emanadas de ella, mirando en todo momento por el bien y por la prosperidad de la Unión. Sabía, desde el comienzo, que la salvaguarda de nuestro Estado de derecho sería una tarea siempre difícil y a menudo ingrata, que por cada persona que se mostrara satisfecha con nuestra labor, habría por lo menos otra que la desaprobara.
Acepté porque confiaba en un sistema de instituciones, de frenos y contrapesos, que, en manos de mujeres y hombres prudentes y sensatas, privilegiarían por siempre el diálogo y el compromiso, que atenderían a las demandas apremiantes de una mayoría de la ciudadanía que había sido olvidada o relegada a segundo plano durante décadas, pero que también respetarían la dignidad de las minorías, que procederían con prudencia y respeto, buscando conciliar y no dividir, trabajar en conjunto y no en contraposición.
Pero me equivoqué. Me equivoqué al creer que prevalecería la razón sincera y libre por encima del clamor de las pasiones. Y mi error, como el de muchos, nunca me permitió imaginar un escenario como el actual. Aunque tengo la fortuna de continuar ejerciendo el encargo que ha sido para mí un honor desempeñar y en el que he tratado de servir al máximo de mis capacidades, para continuar en él, hoy se me pretende someter a una contienda electoral masiva e incierta.
No participaré en esta campaña porque la considero antitética a mi labor, a mi vocación y a la promesa que hice hace casi seis años al tomar protesta. No participaré en un proceso en donde me vea orillado a realizar promesas que sé que no podré cumplir en buena conciencia, que impliquen una renuncia a mi promesa de ejercer el cargo de juez con imparcialidad y mesura, mirando únicamente a la Constitución, a los hechos del caso y no a los clamores de las mayorías.
Por ello, y con base en los artículos segundo y séptimo transitorios del Decreto por el que se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia de reforma del Poder Judicial, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 15 de septiembre de 2024, expreso a ese Senado de la República mi declinación a la candidatura al proceso electoral 2024-2025 para la elección de Ministras y Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
De este modo, para todos los efectos constitucionales y legales a que haya lugar, presento a esa soberanía mi formal renuncia al cargo de Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la inteligencia de que habrá de surtir efectos el 31 de agosto de 2025, tal como lo indica el artículo séptimo transitorio de la reforma constitucional.
Desde luego, esta renuncia no implica de ninguna manera mi aceptación —tácita o expresa— de las decisiones políticas adoptadas en meses recientes, y conservo mi fe en que seremos capaces, como nación, como sociedad, como ciudadanas y ciudadanos, de identificar el tremendo error que ello implica y corregir el camino antes de que sea demasiado tarde, antes de que hayamos derrumbado, en un suspiro, lo que generaciones se esforzaron décadas en construir.
Doy cuenta de mi renuncia, ante esa soberanía ante la cual fui designado, con la convicción demócrata y profundamente republicana, de que la mesura personal y la prudencia institucional son valores fundamentales para consolidar una sociedad plural, incluyente y sensible. Me voy con la tranquilidad del deber cumplido mi deber constitucional sin comprometer mis principios ni valores, ni los que representa nuestra Constitución. Me voy con la esperanza de que lleguen tiempos más serenos y mesurados, en donde las voces que proclaman el respeto irrestricto a todas y todos los ciudadanos, sin importar sus características particulares ni su afiliación ideológica, prevalezcan por encima del deseo de alcanzar la popularidad por encima de la razón y la justicia.
Sufragio efectivo. No reelección.