El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, trazó ayer algunas líneas de la política comercial y de inversiones que será planteada por la administración de Claudia Sheinbaum.
Una parte del diagnóstico ya fue presentado previamente por el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, quien hace algunos meses señaló que México vende muy poco y compra mucho a China, planteando que esa situación no debería continuar.
Veamos algunas cifras recientes.
México vendió productos a China por 5 mil 591 millones de dólares en los primeros siete meses de este año, pero compró 72 mil 509 millones de dólares en ese mismo lapso.
Es decir, por cada dólar que exportó importó casi 13 dólares en su comercio con China.
Con la tendencia actual, el déficit comercial que tendremos con el gigante asiático será de casi 115 mil millones de dólares en este año.
El planteamiento que ayer hizo Ebrard en el foro Bloomberg NEF realizado en Monterrey es que hay que aumentar el contenido nacional de las exportaciones, lo que implica reducir el volumen de las importaciones asiáticas, que son mayormente insumos que utilizan las exportaciones mexicanas que van a otros mercados, notoriamente a Estados Unidos.
El tema no es simple porque los insumos provenientes de Asia no son reemplazables.
Sin embargo, con estrategia y políticas públicas adecuadas, se pueden lograr avances.
Un anuncio que ayer dio a conocer el fabricante taiwanés de componentes electrónicos, Foxconn, apunta a una dirección interesante. La empresa anunció que en México se está instalando una planta que producirá componentes que van a emplearse en los chips de Nvidia, la empresa líder mundial en chips para inteligencia artificial.
No hubo detalles salvo el señalamiento de que se trata de una planta “muy, muy grande”.
La generación de cadenas de valor que provean de bienes y servicios producidos en México a los gigantes exportadores como Foxconn, puede ser una buena estrategia.
Pretender que alguna empresa mexicana va a producir los componentes que requiere Nvidia sería ilusorio e inútil.
México va a enfrentar un entorno económico difícil en el corto plazo.
La encuesta Citibanamex que compila las expectativas de más de 30 áreas de análisis económico establece un pronóstico de un crecimiento de 1.5 por ciento en la economía para este año y de 1.2 por ciento para el 2025.
Las cifras de creación de empleo formal en el mes de septiembre, que dio a conocer el IMSS hace un par de días y que fueron las más bajas de los últimos 15 años, son un indicador de que el freno ya está aquí.
Pero, hay una cifra todavía más preocupante en esos mismos datos del IMSS: el número de patrones registrados, que es una aproximación al número de empresas, cayó en 1 por ciento respecto a septiembre del 2023, lo que significa una reducción de alrededor de 10 mil empleadores.
Es decir, hay miles de empresas que están ‘bajando la cortina’, probablemente por diversos factores del entorno como la inseguridad, la caída de la demanda o el incremento de los costos.
Si el gobierno de Sheinbaum pretende cambiar esa tendencia en algún momento del siguiente año, necesita lograr dos cosas al mismo tiempo: seguir con el impulso al nearshoring y a las exportaciones de manufacturas para conseguir que México gane más mercado en Estados Unidos, pero al mismo tiempo aumentando la participación de las empresas mexicanas en las cadenas de valor asociadas a las exportaciones.
El desafío no es sencillo y requiere de una alianza con el sector privado.
Esperemos que el encuentro del líder del Consejo Coordinador Empresarial, Francisco Cervantes, con la presidenta Claudia Sheinbaum no quede nada más para la foto, y que haya receptividad a las preocupaciones que el sector privado ha expresado y desde hace bastante tiempo.